La utilización del hilo de pegamento es una de las últimas técnicas que están siendo utilizadas por los ladrones para averiguar si una casa se encuentra vacía, por ejemplo, debido a que nos hemos ido de vacaciones.
Con este sistema los amigos de lo ajeno profesionalizados cambian su manera de actuar, esto es, dejan atrás la vigilancia de las casas o el uso de testigos de plástico en las puertas para ver si entra o sale gente y las sustituye por la colocación unos finos hilos de pegamento entre el marco y la puerta. A simple vista su detección resulta más complicada. Por un lado, podemos confundirlos fácilmente con una especie de “telaraña”. Y, por otro lado, al ser colocados en la parte inferior o superior del marco, no es habitual que miremos tales extremos al abrir la puerta.
Una de las premisas criminológicas que mejor describe la realidad es que la oportunidad hace al ladrón. ¿Pero, qué persigue con esta técnica? Simplemente, busca su oportunidad, o si se prefiere, su mejor oportunidad para delinquir. Su empleo desvela que está decidido a delinquir -está motivado-, ha fijado su posible objetivo y, a tal efecto, se asegura que no haya nadie en la casa -el inquilino o “guardián” que pueda obstaculizar el robo-. Así, ante este escenario se presentan dos posibles resultados:
- Se rompen los hilos de pegamento: esto quiere decir que hay gente que entra y sale de la casa. Por lo que, si entran a robar existe una posibilidad alta de que estén los inquilinos o de que los puedan sorprender con las manos en la masa. De este modo, la probabilidad de éxito de robar decae.
- No se rompen los hilos de pegamento: significa que no hay trasiego de gente que entra y sale de la casa. Si existen indicios de que es una vivienda habitual pero que, en ese momento, los moradores no están, se convierte en un potencial blanco para robar. La razón es sencilla pues existe un botín esperándolos dentro -una casa habitada con todas las pertenencias de sus inquilinos- con un menor riesgo de que los puedan sorprender. Aquí, al contrario que en el caso anterior, aumenta su probabilidad de éxito.
En estos supuestos, la prevención se convierte en una herramienta fundamental para hacer frente a cualquier intromisión ilegítima que pueda ocurrir en nuestra vivienda. El punto de partida para evitar estar “visitas” indeseadas consiste en dar apariencia de que está habitada en todo momento, incluso, cuando nos vamos de vacaciones. De esta manera, las medidas a tomar en consideración son las siguientes:
- Contar, si es posible, con una persona de confianza que pueda echar un vistazo a nuestra casa. Su función consistiría en dar apariencia de que hay gente en casa, por lo que, puede ir en diferentes horarios
- Las persianas nunca deben permanecer completamente cerradas durante varios días ya que se está indicando que no hay nadie en casa. La opción preferible es que cambien de posición, esto es, que la persona de confianza pueda subirlas o bajarlas
- Las plantas de los balcones o los jardines deben permanecer cuidados. Si a simple vista están secos quiere decir que no se ocupan de ellos y que, a lo mejor, no hay inquilinos
- Las luces deben encenderse a determinadas horas para mostrar que hay alguien dentro ya sea que estén programadas o que la persona a la que se lo hemos encargado lo haga
- En el caso de tener buzón es recomendable que retiren la correspondencia que ha llegado. Si el buzón está lleno quiere decir que nadie se ha molestado en recogerlo y, por lo tanto, no haya moradores en ese momento
- Instalar sistemas de protección como las alarmas o los detectores de movimiento que pueden dar aviso de cualquier tipo de intrusión
La seguridad es un asunto que nos incumbe a todos. Nosotros también podemos hacer que el delincuente tenga menos probabilidad de éxito a la hora de llevar a cabo sus “dudosas” intenciones. Seamos nuestros propios protectores.
Dra. Mireia Company Alcañiz